domingo, 5 de julio de 2009

Tengo hambre

Así es. Todo el día tengo hambre. Sin embargo, pensándolo bien, antes me pasaba exactamente igual. Da igual lo que hubiese comido, o la hora del día, siempre he tenido hambre, y si me ofrecían un croissaint o una paella siempre lo hubiese aceptado.

Ahora no tengo más hambre que antes. La única diferencia es después de las comidas, antes quedaba "lleno", incluso con sensación de malestar, y tenía que pasar una o dos horas para volver a mi estado de hambruna natural. Ahora, cuando termino de comer tengo hambre, y me quedo con la sensación de que me tomaría otro corte de pollo u otra ración de arroz. Y cuando pasa una hora, estoy bien, me desaparece el hambre, y nunca tengo esa desagradable sensación de saciedad.

Seguro que esto se puede explicar atendiendo al proceso de la digestión. Después de comer, mi estómago sigue trabajando, y sólo cuando ha terminado esta digestión mi cerebro se da cuenta de que realmente he comido lo necesario.

Lo mire como lo mire, he salido ganando.

Estoy contento y animado. Además, he superado los malditos 94.

Esta mañana he pesado 93,5 kilos.

2 comentarios:

  1. Hola, David.

    Gracias. De hecho, el pasado fin de semana vi los 89,9 en la báscula, después de una sesión maratoniana de gimnasio, y antes de rehidratarme.

    De todos modos, evidentemente, ese peso no lo cuento. No es el oficial :-)

    El oficial es el de primera hora de la mañana.

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